Tengu, el yokai más influyente del folclore japonés.
Francisco Imbernón
Los ruidos de la noche cada vez son más pronunciados y la luz de la luna apenas atraviesa el frondoso bosque. Exhausto, el joven monje intenta escapar de los yokai abriéndose camino entre castaños y fresnos, buscando desesperadamente la entrada al templo. De repente, como si de un rayo se tratase, una enorme sombra se cruza en su camino haciéndole caer al suelo.
Un gran aleteo levanta una ventisca agitando los árboles de alrededor, mientras el monje tumbado e inmóvil queda horrorizado al ver el rostro de la criatura. Una prominente nariz sobre una sonrisa de dientes afilados apunta directamente a la víctima, ¡tintín, tintín!, el sonido de las anillas de su báculo es lo último que el monje escucha antes de que…
Hoy os hablo del «yokai» mas popular del folclore japonés, el Tengu.
Empecemos hablando de los yokai...
El folclore japonés es conocido principalmente por sus numerosos relatos, pero sobre todo por sus personajes mitológicos: yokai, akuma, kitsune, oni, etc. Muchos de ellos representados con aspecto generalmente zoomórfico, se encargaban de atormentar a los seres humanos de innumerables maneras. Si partimos de una base simple, podemos decir que los yokai son monstruos o criaturas sobrenaturales; protagonistas de cuentos y fábulas desde el periodo feudal japonés. La mayor parte de ellos con un origen en la cultura popular de la antigua China, que con el paso del tiempo se han adaptado a las creencias populares y religiosas de la época.
No fue hasta finales del periodo Edo (siglo XVIII) cuando gracias a la imprenta y a las estampas Ukiyo-e, se popularizaron estos seres legendarios.
El famoso libro, «Gazu Hyakki Yagyo» del ilustrador Toriyama Sekien, recopila más de doscientos de estos personajes.
Medios más contemporáneos como el cine, el anime o el manga están repletos de estos seres. Desde películas como «Ringu» (1998), mangas como «Inuyasha» (1996), o la oscarizada «El viaje de Chihiro» (2001).
¿Qué es un tengu?
Si has estado en Japón, es muy probable que hayas visto en más de algún lugar a este personaje. Un yokai con forma de guerrero alado, de aspecto rudo y colérico, que tiene la piel roja y una prominente fálica nariz.
Vestido con una especie de traje con tirantes y un pequeño gorro, muy similar a lo que usan los Yamabushi, populares monjes guerreros de las montañas de Kurama. Los tengu portan un abanico formado con plumas de águila, con el que se dice que pueden controlar el viento, junto con un poderoso báculo capaz de partir las espadas más afiladas y expulsar los malos espíritus.
Los tengu siempre se han representado como emisarios de la guerra y demonios agitadores, defensores de las artes marciales, las técnicas de guerra y la forja de espadas; es más, se dice que el legendario héroe samurái Minamoto no Yoshitsune fue instruido en el arte de la espada por el rey de los tengu, Sojobo.
Antes de adentrarnos en sus orígenes, es importante explicar que se conocen dos tipos de tengu: los o-tengu y los karasu tengu.
Los primeros, o-tengu, son los que hemos descrito anteriormente de aspecto humanoide, por el contrario, los karasu tengu (tengu cuervo), tienen la cabeza de pájaro y garras en lugar de manos y pies. Con un aspecto mucho más animal y de menor estatura, se dice que estaban a las órdenes de los o-tengu.
El origen de los tengu
Como ocurre en otras mitologías, la historia y orígenes de un personaje dependen del lugar y del periodo en el que están escritos, y si hablamos del folclore japonés y los tengu, encontraremos numerosas versiones.
Según los expertos, su origen se remonta a la cultura china, donde la palabra tengu (perro celestial) proviene de demonio canino «tian-gou», y ambos se escriben con los mismo caracteres.
Si nos centramos en el budismo, se dice que los tengu eran reencarnaciones de los monjes Yamabushi, de los que hemos hablado anteriormente, y que su prominente nariz era un símbolo de arrogancia y vanidad.
Con un fuerte sentido del deber, se encargaban de ajusticiar a los corruptos y a los samuráis que abusaban de su poder.
Con el paso de los años, han pasado de ser temibles demonios de la guerra a protectores de los templos.
Tal es su popularidad que la divinidad tengu tiene su propio lugar de culto, el templo de Takao en Hachiōji. Situado en el monte Takao, es una de los lugares más visitados por los tokiotas, ya sea por su proximidad con la capital japonesa, o por su valor como paraje natural.
Tengu y su importancia en la cultura popular nipona
Como ya venimos hablando en otros artículos, los japoneses tienen la cualidad de explotar su cultura tradicional y adaptarla a los nuevos tiempos para que pueda ser apreciada por las nuevas generaciones. Y lo más probable es que tú, al igual que yo, hayas descubierto la mayor parte de su cultura a través del media mix formado por el manga, el cine, el anime, los videojuegos, o su infinito merchandising.
Dicho esto, nuestro controvertido yokai no es una excepción, y podemos encontrarlo por ejemplo como uno de los villanos más temibles en el manga seinen Gantz (2000), o en un formato más Kawaii en el videojuego Yokai Watch para la videoconsola Nintendo 3DS (2013).
Si seguimos en el mundo de los videojuegos, la mayor parte de las veces se utiliza a este demonio alado en su representación como guerrero oscuro y salvaje, Touhou Project, o Sekiro: Shadows Die Twice son algunos ejemplos; aunque una de mis apariciones favoritas es el personaje de Mr. Karate del videojuego de lucha Art of Fighting.
Volviendo a medios como el manga y el anime, tengu es un personaje mucho más recurrente, series como Karasu Tengu Kabuto, Yuragisō no Yūna-san, Mahou Shoujo Site, tienen su propia representación. Incluso algunas tan populares como One piece, han utilizado este yokai como imagen representativa del folclore japonés.
Tengu, mucho más que una máscara.
Ahora que ya conoces un poco a nuestro protagonista, es muy probable que si visitas algún restaurante o establecimiento regentado por japoneses, veas alguna máscara de tengu colgada en sus paredes. Con esa expresión de ira en su terrible cara, se cree que asusta a los malos espíritus y a las desgracias. Por este motivo, y por el color rojo típico de esta máscara, se usa como un talismán de buena suerte en el país nipón.
